El horror infantil se enquista en Afganistán después de casi dos décadas de guerra En enero del año pasado, Mohamad Jan tuvo que vender a su bebé, nacido 40 días antes, a un vecino por unos 900 euros. La mujer de Jan se encontraba gravemente enferma y él era incapaz de encontrar trabajo en la provincia de Balj, en el norte de Afganistán, tras verse obligados a escapar junto a sus hijos de su conflictiva región natal, Sar e Pul. "Era la única forma", confiesa, "de que el resto de mis hijos no se muriera de hambre".

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